lunes, 6 de noviembre de 2017

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE

DÍA 9


La vida es una partida de ajedrez: a veces juegas para ganar y avanzas hacia la victoria, y otras juegas a no perder huyendo del jaque mate.

-Vamos, vamos, un poco más…
-¿Cuánto nos queda?
-Nada, ya casi no queda nada, más allá del horizonte…
Para algunos el horizonte son sombras. Hay una araña tejiendo su tela, una tela que les envuelve y no les deja escapar.

Tan sólo quedamos cuatro. Respiraciones profundas y secas.
Uno suspira sus sueños llenando el vacío de flores de pétalos temblando en el rocío… y no volvió a respirar.
Otro se sienta, me mira y sonríe.
-Vamos-le pido- el horizonte está ahí…
-Yo ya he llegado, mi horizonte está donde yo esté…
Cierra los ojos, sonríe y calla, y yo quiero quedarme con él, pero alguien me toca la espalda y leo en su cara:
-Sigamos.

Pero al rato el único que sigue soy yo. El otro ha dejado de andar. Le cojo la mano y siento que ya no está, y su última palabra a mi oído ha sido: GRACIAS.
¿Gracias? ¿Gracias por qué? Gracias quizás por haberles hecho creer que jugaban a ganar avanzando hacia la victoria, cuando yo sabía que en verdad, lo que hacíamos, era huir de la derrota.
No sé si he hecho bien. Ellos lucharon por ganar y mientras lucharon vivieron… y yo les he acompañado, les he guiado, sabiendo que iba a perder.
Sí, me siento a su lado. Ya no quiero caminar solo.

Esta ha sido mi partida, este ha sido el tablero, ya no hay más piezas jugando y yo ya no puedo jugar… más allá del horizonte, en la tierra prometida que prometí, más allá hay otro horizonte igual, y otro, y otro…y en todos no hay más que arena.

No soy el rey, tan sólo soy un peón, y tumbado sobre la faz de la tierra, veo al único rey brillando en el cielo, veo al sol, y es un punto en la lejanía que poco a poco se va alejando.
El firmamento se queda a oscuras y a mí tan sólo me queda atravesar los umbrales del abismo.

En este incomparable tablero de ajedrez, ya no hay piezas que mover… es el fin de la partida.

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