martes, 24 de octubre de 2017

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE

DÍA 5

Alzo mi voz entre la oscuridad del cielo y ruego a mis antepasados que me den fuerzas para caminar, porque la razón de su existencia, en este momento, soy yo.

Necesito valor para vencer los temores, para hacer lo que es justo, necesito su sabiduría, pues ellos crearon el mundo.

Llega la mañana, detrás queda la mitad de mi vida, exhausta, y con el último aliento, me dejo caer sobre la piedra fundida por el correr de los años, en el valle de la desolación.
Guardo entre mis manos un puñadito de mundo, un trocito estéril de un estéril lugar… y allí arriba, acompañando cada latido de mi corazón, está el sol… y no sé si sonríe. Me acompaña a mí, quizá como acompañó a otros más, y yo sé que es símbolo de vida.

Cada latido de mi corazón es una palabra y otra que gritan “¡Sí!, el Sol es vida”, quemando y fundiendo la mía, secando hasta mi sed, pero que aun en este huérfano paisaje donde no nacen los espejismos, estoy yo para traer la vida… y por ello, sigo viviendo.
Me levanto, y camino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario