DÍA
6
Ya
no existe la noche y el día.
Camino
entre una nube de niebla.
He
llegado al límite de mi destino, y ahora he de volver, y vuelvo
pisando mis huellas, testigos de mi caminar, pues son ellas tan sólo
las que conocen el camino de vuelta, son esas fieles migas de pan,
que como pulgarcito he dejado. Y creo que vuelvo a casa huyendo del
infierno, pensando que regreso al cielo, cuando lo que me espera es
otro infierno.
No
sé cuántos seguirán aferrados a la esperanza, no sé si yo soy su
esperanza, pero esa idea es la única que me lleva a mover con
cadencia y sin ritmo mis pies.
No
soy más que un eslabón del presente, de la cadena de la evolución,
pero ahora, soy yo el que camina, el que respira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario